Tergoule normando

Este postre es una variante curiosa del arroz con leche, una receta que se encuentra presente en muchas gastronomías. El origen del arroz con leche es la India, desde donde se expandió sobretodo gracias al impulso de las conquistas árabes a partir del siglo VII.

En un principio el arroz se empleaba para espesar la leche gracias al almidón que contiene para luego, con el paso de los siglos, convertirse en componente fundamental de este postre. Cada gastronomía tiene su variante. Así encontramos la Muhalabiya en los países árabes, el Kheer indio, el rice pudding de los países anglosajones...e incluso en varios países africanos se trata de un postre habitual.

El Tergoule normando tiene una característica muy sorprendente que no nos debe asustar : se tarda 4 horas en hacerlo (!!!). Son cuatro horas desasistidas, de simple horneado, pero no deja de ser una cantidad de tiempo más que considerable. Se precisa un horneado tan prolongado para que se forme sobre la superficie una especia de capa caramelizada que constituye la gracia del tergoule. El tergoule es un postre que es preferible realizar cuando habéis empleado el horno en un menester previo, como por ejemplo hacer un asado o pollo. Aprovechando el calor del horno podéis preparar este arroz con leche con un mínimo gasto de energía y dejarlo listo para la cena o el almuerzo del siguiente día.

INGREDIENTES (4 personas) :

75 gramos de arroz redondo  (nada de emplear arroz vaporizado o del que no se pega !!!)
75 gramos de azúcar vainillado (o  si no tenéis, añadid un sobre de esencia de vainilla)
1 litro de leche entera
Media cucharadita de canela molida


En un bol mezclamos todos los ingredientes y batimos con las varillas unos cinco minutos. De esta manera se desprenderá parte del almidón y el azúcar quedará bien disuelto.

Vertemos la mezcla en un recipiente que pueda ir al horno. Pueden ser ramekines individuales, cazuelitas de barro o bien una bandeja de Pyrex. Precalentamos el horno a 120 grados, calor arriba y abajo, e introducimos. Debe estar horneándose a esta temperatura durante 3 horas, ni una más ni una menos.

Transcurrido las 3 horas debemos sacarlo y cubrirlo con una hoja de papel de aluminio, subir la temperatura a 150 grados y hornearlo otra hora extra.

Notaréis un embriagador aroma que inunda la casa gracias a los aromatizantes. Transcurrido el tiempo lo sacáis, retiráis el papel de aluminio y veréis que se ha formado una capa caramelizada encima del mismo. Se suele tomar tibio pero si lo guardáis para el día siguiente mi recomendación es dejarlo en el horno ya apagado, envuelto en papel de cocina, para que mantenga algo del calor inicial.

Está de vicio, mereciendo totalmente el tiempo que se la ha dedicado.